Comer en poca cantidad y alimentos de buena calidad contribuyen probadamente a mantener la salud de nuestra piel y del resto de nuestros órganos, de manera que se asegure el normal funcionamiento de nuestros procesos vitales.
Entre los alimentos que retardan el envejecimiento y que deben ser nuestros aliados se incluyen las carnes blancas magras, el tomate, morrón, verduras de hoja verde, apio, brócoli, manzana, naranja, pera, frutos del bosque, los aceites de oliva y de canola, entre otros.
En cambio, entre los alimentos proenvejecedores que deberíamos minimizar en nuestra dieta se incluyen: azúcar, pan, papas al horno y fritas, arroz cocido, zanahorias cocidas, galletitas, harinas, cereales refinados azucarados, pastas y jugos de frutas.